viernes, 23 de mayo de 2008

Cápsulas

Mencionar los derechos civiles en los Estados Unidos es hablar del doctor reverendo Martin Luther King, asesinado en 1968 en la ciudad de Memphis, estado de Tenesí. Este hombre ilustre fue en un momento dado la conciencia de los Estados Unidos, el predicador y formidable activista que tocó un clarín de respeto como no se escuchaba allí desde los días del gigante Abraham Lincoln, el manumitor de los esclavos. Pero es bueno señalar que también hubo, incluso antes que el doctor Martin Luther King, otros que pusieron su granito de arena en la lucha de las reivindicaciones sociales, humanas, económicas, culturales, etcétera.

Un caso significativo fue el de la señora Rosa Parks, aquella digna mujer negra que se negó a aceptar la regla malvada de que cuando un blanco entraba a un autobús si no había asiento vacíos el negro o la negra más próxima al blanco tenía que pararse y ceder su lugar.

Pero…un día la señora Rosa Parks consideró que ya estaba bueno de abusos, racismo, discriminación, privilegios y atentados contra la dignidad humana: se negó a ceder lo que le correspondía.

Fue apresada, sometida, juzgada y condenada. Pero ya el ejemplo estaba dado, y de en ahí adelante surgió una cadena de negros dispuestos a no pararse ante el blanco, y ya la “ley”, la “autoridad” y demás no pudieron pasarse las horas, los días, las semanas y los meses deteniendo, juzgando y condenando a los que siguieron el ejemplo de una ama de casa desconocida, llamada Rosa Parks.

Bueno, igual de oportuno es mencionar lo que en la Cámara de Representantes hizo el abogado y activista Adam Clyaton Powell en defensa de su raza, y de todas las razas, de todos los derechos, de la igualdad, de la justicia y del rechazo a la discriminación.

Propicia también es la ocasión para recordar a otro coloso de las luchas civiles, de las conquistas libertarias, de los afanes contra la discriminación: el gran Jackie Robinson, que en 1947 rompió la barrera de color en el béisbol de las Grandes Ligas. Fue el primer pelotero negro que jugó allí, con los entonces Dodgers de Brooklyn, hoy de Los Angeles.

Como Jackie Robinson era de un equipo de la Liga Nacional, justo es rendir un tributo parecido al primer negro en la Liga Americana, apenas 3 meses después: Monte Irving, con los Indios de Cleveland.

Es el momento de parar los ejemplos para caer en el ejemplo final, que motiva este artículo.

Otra ley abusiva, absurda, discriminatoria, violadora de los derechos humanos, atentado contra las libertades innatas del ser humano lo constituyó en Estados Unidos la que prohibía los matrimonios internacionales, o sea, la boda de un negro con una blanca o un blanco con una negra.

En 1958 la negra de origen indígena Mildred y el blanco Richard Loving se casaron en violación a las leyes estúpidas y criminales del estado de Virginia, que prohibían tal relación y la calificada de “cohabitación ilegal”.

Fueron detenidos, sometidos, juzgados y condenados, pero sus abogados acudieron a la Suprema Corte de Justicia, y ésta declaró inconstitucional tal prohibición.

Después de esa decisión sabia, justa, prudente y moderna, otros 20 estados tumbaron dicha prohibición, acción que creció hasta llegar al año 2000 cuando el estado de Alabama fue el último en anularla.

En la propia Virginia, donde vivía respetada, admirada y tenida como un símbolo de lucha por los derechos civiles, acaba de morir, a los 68 años de edad, la precursora Mildred Jeter-Loving.

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